La oferta de sol y playa ha de ser revisada
La globalización y unos sistemas de información y de transportes cada vez más eficientes acortan las distancias entre nosotros y repercuten en un movimiento de acción-reacción casi inmediato ante cualquier fenómeno global. El mundo baila al ritmo de divisas. La crisis financiera, las contiendas mundiales y la inestabilidad de estos últimos años en los Países Árabes, ha supuesto para el turismo de Tenerife un resurgir. La oferta de sol y playa ha de ser revisada. Ante unas tendencias de crecimiento propias de momentos gloriosos pasados urge pensar en un Plan renove para un territorio colapsado por estructuras obsoletas de los 70 y los 80 insertadas en un modelo maduro propio de territorios costeros.
El dato de que en los últimos 25 años el turismo haya pasado de un tercer a un primer puesto en la economía mundial requiere de una reflexión profunda sobre su historia y evolución hasta un futuro inmediato de crecimiento exponencial. El fenómeno ha sido tan rápido que no ha dado tiempo de reflexionar sobre los verdaderos valores atrayentes del mismo ni a nivel global ni respecto a las especificidades locales de cada lugar. En el caso de Tenerife, el turismo actual es el resultado de un proceso de evolución «natural» desde un turismo en sus orígenes de sol y playa que rápidamente se transforma en el popular turismo de masas.
El poder de los paisajes del agua junto con su clima fue suficiente para que surgiese una industria que, con sus más y sus menos, ha ido desarrollándose hasta la actualidad. Del mismo modo que no hay paisaje sin uso del territorio, un mal uso del mismo puede hacer que éste se agote junto con su propia explotación haciendo desaparecer de un plumazo la industria y el soporte, y convirtiendo estos territorios en verdaderos cementerios de desarrollos turísticos sobre paisajes colapsados. Pero para garantizar un futuro más estable y preparado es necesario desvelar previamente sus capacidades y potencialidades para competir en un mercado cada vez más amplio y exigente.
Un turismo responsable con el lugar busca interferir y mediar entre el turista, el paisaje y la población autóctona. El sol, es recurso fundamental y fuente inagotable del turismo del sur. Sin embargo, su uso inteligente más ligado a las necesidades actuales de un turismo sostenible y por ende de mejor calidad ha sido escaso. Tenerife sur, lejos de los problemas de estacionalidad que suelen sufrir la mayoría de enclaves turísticos, goza de un buen clima siempre. El turismo activo también debería sacar provecho de ello garantizando el desarrollo de actividades a cualquier hora y durante todo el año. Si y solo si, miramos el territorio más allá del Sand, Sea, Sex, tal vez entonces descubramos todo lo que aún tiene por ofrecer, lo que le hace diferente, lo excepcional.