De litoral inhóspito a centro turístico internacional
Desde el descubrimiento de un litoral inhóspito por aquellas olvidadas tierras del sur a su conversión en centro turístico internacional, agricultura y turismo han luchado por la ocupación de un territorio escaso y de difícil ocupación. La falta de medios de transporte y comunicación y la lucha por recursos básicos como el agua han sido el germen para la posible colonización de estos lugares abandonados bajo el eterno sol. Estas dos actividades discurrieron en paralelo siendo fundamentales para entender la transformación del modelo territorial y económico de las áreas litorales del sur de Tenerife.
El espacio turístico se ordenó como consecuencia directa de una herencia semifeudal de una actividad «moderna» como fue el turismo. Se pasó de la agricultura al turismo cual metamorfosis de la sociedad y la economía canaria. Cuando en realidad, el único cambio fue el paso de la acumulación en forma de renta agraria a la forma renta del ocio, pero con los mismos protagonistas: los grandes propietarios y los intereses del capital extranjero. Así pues, la zona turística del litoral es el resultado de las estrategias e intereses de los grandes propietarios del suelo. Se gestó una fuerte alianza entre la terrateniencia local y la gran burguesía canaria que era un apéndice de la burguesía internacional. La pertenencia a los grandes propietarios del suelo adquiridos por herencia o compraventa y el capital comprador canario que dependía por extensión del capital foráneo conllevó la formación de una estructura donde el capital español y extranjero fueron determinantes en cualquier apartado del sector inmobiliario-turístico. De esta forma el nuevo territorio turístico se configuró por la yuxtaposición de grandes fincas rústicas recalificadas a través de planes parciales.
Estas grandes piezas que colonizaban el territorio encontraban su escala al intentar hacerse con grandes porciones de terreno en medio de la nada. Piezas a las que se accedía desde la nueva vía rápida de conexión norte-sur colocando así a esta zona aislada del sur a apenas cuarenta y cinco minutos de la capital. Era imposible vislumbrar entonces la incapacidad que tendrían estas grandes parcelas de integrarse en un tejido mucho más denso y complejo como el actual. Ante un escenario tan complejo, sólo desde la ciencia del urbanismo es posible empezar la restructuración de un espacio colapsado que requiere desde su ordenación generar espacios agradables para las personas que lo habitan, servicios y dotaciones básicas, zonas de encuentro y esparcimiento que articulen la localización de unas viviendas dignas.