Se trata de una gran infraestructura agraria que de servicio tanto al agricultor, como al consumidor habitual y al centro de distribución. El proyecto se implanta en un vasto terreno llano sin referencias, tanto, que la vista se pierde en el horizonte. El cambio estacional se toma como parámetro de diseño del complejo. Se crea una arquitectura que da escala sin interrumpir la actividad existente. Para evitar dañar el campo, el edificio adopta una aptitud cambiante sin interrumpir el paso de los campos bajo él. Los accesos se producen en los pocos puntos donde ambos se tocan, momento en que la construcción se enraíza como un árbol. Enormes pilotes de puentes sustentan esta ligera infraestructura de acero. El programa incluye supermercado, bricojardín, mercado e las flores, vivero y mercado. Todo el conjunto se desarrolla dentro, fuera, arriba y abajo, en una comunión impecable de arquitectura y paisaje.