Colón Guanahani es un hotel de clientela, en su mayoría, extranjera y repetidora. Su propietario, Rafael Adrián, nos preguntó ¿Qué más se puede ofrecer a estos fieles clientes y al mismo tiempo satisfacer demandas más actuales para atraer nuevos turistas? La respuesta, fue la inserción de nuevos usos relacionados con el agua. Un pequeño Spa y una piscina mirador son la oportunidad para renovar la imagen de un hotel de los años 80. La intervención pretende generar grandes contrastes viejo- nuevo. El acento se pone con la rotundidad de sus formas y la elección de materiales actuales con un gran impacto visual. El Spa, un gran volumen cilíndrico, aprovecha un espacio infrautilizado bajo el salón-terraza principal. Cómo si de una cueva se tratase, escava donde puede generando rincones de relajación. Para enfatizar esa sensación, se apoya en el empleo de figuras circulares que dan forma a jacuzzis y ventanales. En contraposición, como si de un platillo volante se tratase, la piscina mirador se abre hacia el cielo posándose sobre la edificación existente. Dos prismas de afiladas aristas conforman la piscina y el ascensor panorámico. Dos estrategias opuestas en su implantación pero que dialogan armoniosamente en el empleo de los materiales y la voluntad de integrarse con elegancia en el hotel. Así se consigue mejorar una oferta que, ya de por sí, era excelente.